Creo que algo divino experimento conmigo,
Porque mientras lloraba colgado en la cama salió un suspiro de mí carne y reencarne en una habitación que daba al pulmón de un edificio.
Era una habitación sin puertas, con unas pocas cosas, y una mesa en el medio con dos sillas.
Hermosos seres de luz paseaban por la habitación hambrienta de visitas acompañandome a ver,
admirar,
juzgar,
tocar,
romper y reparar las cosas
pero la mesa estaba siempre vacía.
Te vi llegar de cerca, a los bifes entraste para que nos veamos,
y preparé la cena
Cocine con mi vista encarnada en tus labios
y te pregunté tus años porque
tu piel magra y tus piecitos en punta me dieron de pensar
al toque deduci que si trabajabas con ella tenías edad para amarme
así fue dócil la diosa que te encantó dejandote con un ojo mono por otra vez primera, y a mi me entregó, en bandeja de plata,
una última y primera cena.
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