martes, 1 de diciembre de 2015

Palillo

Era parte de mi resiliencia. Era una necesidad inconmensurable. "Mi vida por un escarbadientes", le dije. A lo que él hizo una mueca con cierta reticencia y se metió para adentro. Cuando volvió, sostenía una vieja cajita en sus manos, que al abrirla encontré tres palillos y un aroma sepia y nostálgico. El último comentario que recuerdo de él respondía a la situación: en la casa no se usaban escarbadientes y éstos se encontraban en el lugar desde antes de que ellos lo tomaran. Sin reparar mucho en eso, tomé uno con mucha delicadeza, absorbí su aroma y procedí a retirar el paluego. Ahora me encuentro en las memorias de algún hombre cuyo gusto por las comidas era tanto como el de usar pantalones Oxford, y camisas de cuello largo, ambos entallados, también usaba un bigote, que cuidaba tanto como sus suecos. En la radio se escuchó "A las elecciones, con muletas", y ahora vienen. Tengo que irme.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Bondis

Son las trascendentales conversaciones que mantienen los conductores de rodados mientras conducen.

Frío

Era casi medianoche y fue un desconocido el que me prestó un abrigo en el frío de esa plaza; tan solo un poco más y se hubiera tajado el fino hilo que contenía el calor de mi lumbre, pues con tanto en mi testa solo quería saltar de aquella cumbre.
Creí que aquel era un amigo buscando a otro y que viviríamos juntos acaudalados de ventura, y tan poco fue así que ahora acabo solo y con éste fino filo adobado que pretende invadir mi licor encarnado.

Fue un invierno, la noche del cumpleaños de su retoño, que la pobre madre en un acto de amor y enajenación fue a buscarlo a un rincón del barrio que luego formó parte de su obituario. 
Así, su desgraciado hijo, por culpa del vicio, nunca entendió y en aquel apartamento fue su mamá la que, al verlo muerto, de pena falleció.