- ¿Y desde acá te da?
Me preguntó
el semblante curioso y picarezco
acercandose a la ventana del balcón.
- Si, no sé, más o menos. Es una especie de ansiedad, si me distraigo con otra cosa lo controlo.
- ¿Y acá?
Cada vez se acercaba más
lenta
y peligrosamente
al balcón.
- No.
Me quería picar
era un juego de chicos
te pegan
te preguntan si te duele
(por supuesto que duele
aunque sea un poco)
pero pones cara de consecuencia
y negas rotundamente
esperando la siguiente piña.
- Y acá si, ¿no?
sale directamente al balcón
era la otra piña
y se activa mi mente
repentinamente, el balcón era un asesino sigiloso
esperando al minimo error humano
para destruir a su presa contra el pavimento.
- Y si...
Un segundo pasó
y recordé
escenas de muertes accidentales
historias trágicas que implicaban altura
y otras cuantas situaciones
que mi mente inventó porque...
por qué no?
- No pasa nada igual, mirá (se asoma apoyandose a la baranda).
El pecho me presiona
una patada de adrenalina me remueve el estomago
- ¡Aaaaaa por Dios! ¡No hagas eso!.
Ni bien termine la frase, sabía que iba a hacer exactamente lo contrario.
Un segundo
una mirada
una sonrisa
un juego.
Se inclinó de nuevo
pero la baranda no aguanto
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